Llamado a la acción desde la Alianza de Emergencia Planetaria *: emergiendo de la Emergencia Planetaria, mediante la asociación entre las personas y la naturaleza
Es hora de aprovechar nuestros miedos, construir esperanza e impulsar acciones para responder a la crisis de salud humana, económica, climática y de la biodiversidad, con soluciones que construyan sociedades resilientes a largo plazo.
(Traducción a español realizada por el Capítulo Español del Club de Roma y el Capítulo Argentino del Club de Roma)

El mundo se ha visto sumido en una crisis extraordinaria. Compartimos una profunda preocupación por el coste humano que el virus ya ha infligido y expresamos un profundo sentido de solidaridad con las comunidades más vulnerables a medida que la pandemia continúa extendiéndose por todo el mundo. La amenaza requiere respuestas rápidas y fuertes y apoyamos plenamente las medidas de emergencia necesarias para salvar tantas vidas como sea posible y abordar los efectos devastadores en los medios de vida y la seguridad de las personas. Esta crisis también está demostrando cuánto dependemos unos de otros – como una humanidad que vive en un único y mismo planeta-, para el funcionamiento y sostenimiento de nuestros sistemas de salud, tanto como para nuestro sistema alimentario y sus cadenas de suministro.
Es importante reconocer que el planeta enfrenta una crisis más profunda y de más largo plazo, arraigada en una serie de desafíos globales interconectados. Las enfermedades infecciosas emergentes (EID) como el Ébola, la gripe aviar, el SARS y ahora el coronavirus (COVID-19) causan muertes a gran escala, enfermedades y daños económicos, interrumpiendo el comercio y el traslado de las personas. Alrededor del 70% de estas enfermedades se originan en animales (principalmente vida silvestre). Su surgimiento resulta de actividades humanas como la deforestación, la expansión de tierras agrícolas y el aumento de la caza y el comercio de vida silvestre, actividades que también pueden contribuir a la pérdida de biodiversidad. Quedan por descubrir muchos patógenos, por lo que las enfermedades que conocemos son solo la punta del iceberg. Al igual que Covid-19, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el colapso financiero no observan fronteras nacionales o incluso físicas. Estos problemas solo pueden manejarse a través de una acción colectiva que comience mucho antes de que se conviertan en crisis, y deben ser tratados no como amenazas singulares sino como una serie potencial de imptactos.
Covid-19 nos ha demostrado que es posible un cambio radical de la noche a la mañana. Un mundo diferente, una economía diferente está amaneciendo de repente. Esta es una oportunidad sin precedentes para alejarse del crecimiento ilimitado a toda costa y de la antigua economía de combustibles fósiles, y ofrecer un equilibrio duradero entre las personas, la prosperidad y nuestros límites planetarios.
La forma en que los líderes decidan estimular la economía en respuesta a la crisis del coronavirus amplificará las amenazas globales o las mitigará, por lo que deben elegir sabiamente. El riesgo es tomar decisiones miopes que aumenten las emisiones y continúen degradando la naturaleza a largo plazo. Por otro lado, existe la oportunidad de promover soluciones que no solo reconstruyan vidas y estimulen la actividad económica inmediatamente después de la crisis, sino que también aceleren la transición hacia economías resilientes, bajas en carbono y sociedades ricas en naturaleza.
Sabemos cuáles son las soluciones: invertir en energía renovable en lugar de combustibles fósiles; invertir en la naturaleza y en la reforestación; invertir en sistemas alimentarios sostenibles y agricultura regenerativa; y cambiar a una economía más local, circular y baja en carbono. Estas acciones positivas también pueden ser una fuente muy necesaria de esperanza colectiva y optimismo para la regeneración de la vida en estos tiempos inciertos.
Hacemos un llamado a los líderes a tener el coraje, la sabiduría y la previsión para aprovechar la oportunidad de hacer que sus planes de recuperación económica sean verdaderamente transformadores al invertir en las personas, la naturaleza y el desarrollo bajo en carbono. Al hacerlo, ayudarán a asegurar un camino hacia las emisiones netas cero para 2050, mejorarán la salud global, reconstruirán nuestra relación con la naturaleza, repensarán cómo usamos la tierra y transformarán nuestros sistemas alimentarios. Los paquetes de recuperación no deben diseñarse como beneficios gratuitos, sino que deben incluir algunos incentivos económicos fuertes y condiciones para que las compañías e industrias cambien a un modelo comercial circular bajo en carbono e inviertan en la naturaleza y las personas. Ahora es el momento de eliminar gradualmente los combustibles fósiles.
Es igualmente importante que el clima y la biodiversidad permanezcan a la cabeza de la agenda en 2020 y más allá, y que los líderes aprovechen cada oportunidad para mantener el impulso en estos frentes. Se debe hacer todo lo posible para garantizar que los esfuerzos globales encabezados por las Naciones Unidas (Cumbre de la Naturaleza de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica) continúen progresando. Debemos recordar que los países son más fuertes trabajando juntos, y la cooperación internacional es la mejor opción para resolver futuras amenazas existenciales.
Este es el momento para que todos nos enfrentemos al desafío del liderazgo colaborativo y trabajemos juntos para encontrar caminos para salir de esta emergencia con un reajuste económico global. Las personas y la naturaleza deben estar en el centro de esta profunda transformación para la redistribución, regeneración y restauración. La prosperidad para las personas y el planeta solo es posible si tomamos decisiones audaces hoy para que las generaciones futuras puedan sobrevivir y prosperar en un mundo mejor.
* El Plan de Emergencia Planetaria es una contribución novedosa al debate de emergencia, reconociendo la inextricable interconexión de los tres desafíos mencionados anteriormente y brindando un nuevo enfoque a la acción de política convencional a corto plazo. Concretamente, combina un enfoque en la protección y restauración de nuestros bienes comunes globales con la implementación de una serie de transformaciones económicas y sociales, para garantizar la salud y el bienestar a largo plazo de las personas y el planeta. El plan y la propuesta de declaración se lanzaron con WWF en presencia de varios Jefes de Estado y de Gobierno y recibieron el apoyo de Austria, Bhután, República Centroafricana, Costa Rica, Fiji, Mónaco, Noruega, Seychelles, Reino Unido y el primer vicepresidente de la Comisión Europea para el Acuerdo Verde Europeo, Frans Timmermans. Planetary Emergency Partnership es una plataforma global de más de 140 líderes de gobiernos, Naciones Unidas, organizaciones internacionales, empresas, sociedad civil, movimientos juveniles, instituciones científicas y académicos. Su objetivo común es garantizar el reconocimiento y la acción concomitante en la emergencia planetaria: la convergencia de las desigualdades sociales mundiales, la crisis climática y la gran pérdida de biodiversidad. La plataforma surgió de un pequeño grupo de socios convocados por el Club de Roma para desarrollar el Plan de Emergencia Planetaria y para promover la narrativa del Club de “emergencia desde la emergencia”, la noción de que nuestra situación actual es tanto un llamado urgente para la acción como una oportunidad sin precedentes para la transformación. El acceso político de alto nivel de la plataforma y los esfuerzos de abajo hacia arriba a nivel local, apoyan el objetivo final de alto nivel de una Declaración y Plan de Emergencia Planetaria adoptada por los líderes mundiales para fines de 2020, ahora que la conexión entre la naturaleza, el cambio climático y la salud de las personas es aún más importante.